4.8.14

CAMINOS DEL AMOR AL PASO DE LA GUERRA, José Antonio Castellanos (El Salvador)

 De izquierda a derecha: Fredy R. Pacheco, Tony Castellanos y Mario R. Silva
 

Crítica del Escritor salvadoreño Mario R. Silva
Santa Ana


                                          La guerra de El Salvador sigue siendo el escenario principal de la narrativa salvadoreña; lamentablemente, la falta de desintoxicación ideológica sigue dando obras que construyen , inventan y afirman mundos con paraísos ideales,  villlanos héroes y  dioses inventados que en el nombre de la ideología son capaces de salvar al mundo. Antonio castellanos, con su libro Caminos del Amor al paso de la Guerra logró evadir ese camino fácil de fórmulas ideológicas que llevó a varios comandantes y militares a una celebridad efímera al comienzo de los depresivos años noventa. La sinceridad de su narrativa, creo, fue su salvación.
 
                                        La historia de amor - o de lo que se parezca al amor - de Alejandro y María José  está  recreada  en ese extraño tiempo de la guerra, ambientada en un mundo sencillo y de pocas sorpresas, en una búsqueda de felicidad en lo inmediato y en lo simple. El amor, los amigos, las excursiones, los juegos y todos los elementos que pertenecen al territorio mágico y triste de la juventud son retratados en la época de la guerra, que sin darnos cuenta, al final se convierte en el personaje principal del libro.
 
                                         Alejandro, el alter ego de Castellanos,  intenta escribir una historia con beso y final feliz, creyendo en una felicidad que existe en las canciones y en lo que cree ver en los ojos de María  José, que me lleva a recordar las  palabras de Cesare  Pavese cuando en su novela La Playa escribió que no hay lugar más triste que en los que ha sido feliz .Con una narrativa sencilla describe y nos recuerda un país que ya no existe al evocar lugares, juegos, comidas , léxico, paradas de buses, tiendas y, principalmente, formas de ver la vida que no son más que memorias y pequeños fantasmas de una generación que  creció  vive y  que morirá bajo el espectro de la guerra. Este punto en el libro es realmente escalofriante leerlo o sentirlo. Y peor imaginarlo.
 
Castellanos debe sentirse satisfecho de haber logrado transmitir este sentimiento en el lector.
 
                                        En mi opinión , Antonio Castellanos hizo hablar demasiado a los personajes ; ésto lo llevó a apoyarse , en algunos momentos de la narración, en aspectos históricos, políticos , canciones  y diálogos, provocando  que la historia principal se desarrollara más por sí misma y sus consecuencias . Al final, cuando surge el narrador, recupera el control y se centra en la historia que tiene uno de los finales más emotivos, simples y tiernos que haya leído en los últimos años.

                                    Castellanos tiene que seguir en la búsqueda de su camino literario y estoy seguro que va a lograrlo. No lo afirmo por el aprecio,la amistad y el respeto que tengo por él, sino por lo que veo en el brillo de sus ojos cuando comenta sus últimas lecturas, descubre a un nuevo escritor y se sorprende de las técnicas de los clásicos y algunos contemporáneos con una emoción que viene de alguien que ama y respeta la  literatura como a su propia vida.

                                     Desconozco quien fue, es, pudo o quiso ser María José en la vida de su alter ego, Alejandro, él mismo o ambos. Lo importante es que descubrieron que la mejor manera de olvidar  a una mujer  - lo dijo Arthur Miller-  es convertirla en literatura. Antonio Castellanos o Alejandro lo hicieron con mucha ternura en estas páginas.   


                                                     Mario R. Silva.

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