Cuando mis ojos se abrieron
y me calmasteis el llanto,
me cubristeis con ! TE QUIERO !
en un beso y en un canto.
En mis noches infantiles
jugabas conmigo siempre,
y con tus ojos sutiles
me curaste muchas fiebres.
Me protegiste del golpe
en mis pininos andando,
y con paciencia enseñando
disciplina, letra y porte.
Me llevabas a la escuela,
me motivaste aprender.
Y a la luz de una candela
me enseñasteis a leer.
De un libro roto, tirado
promontorios de basura,
lo recogiste y guardado
me mostrabas las figuras.
Viejas fotos ilustradas
de aquél libro que aunque viejo,
me enseñasteis el consejo,
de situaciones pasadas.
Viejas civilizaciones,
de los griegos, de los mayas,
los romanos, las batallas,
de los reyes, las naciones.
De los cambios, los planetas,
de las flores, animales,
del agua, sus manantiales,
y de Dios y los mortales.
cuando tenía 10 años,
un telegrama llegó.
Mi mamá lo recibió
presintiendo algún
quebranto.
Nadie en casa se encontraba,
ni vecinos que llamar.
De la escuela regresaba
y vi a mi madre llorar.
La angustia nos dominó.
Ella me dio el telegrama,
pregunté que fue ? o pasó?,
leí que murió la Nana.
Y descubrí sin
querer
que durante esos 6 años,
aquella noble mujer
no sabía ni leer.
Pero haciendo mi deber,
mis tareas, y proyectos.
Mi madre con noble gesto
me forzaba en aprender.
! Y no sabía leer !.
! Qué madre !, ! cuanta sapiencia !,
el hacer en mi conciencia,
que educarme es un placer.
A mi madre, a mi ROSA,
a mi JOSEFINA hermosa,
a mis abuelas preciosas,
mis hijas, y a mi mujer.
A mis Tías, a mis primas,
mis sobrinas, a mis nietas,
mis nueras y en la propuesta;
a toda MADRE en su bien.
Un día se hace muy corto
para expresar el fervor
de una MADRE, su candor,
y de su infinito AMOR.
GIUSEPPE WILFREDO CASTELLANO
el cipote 007
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