Eran las cinco
am y la calle olía a fruta recién cortada
El alba daba
bostezos de sueños
Y tranquilidad
de tibieza.
Un grito de
espanto sobresalto mi pecho encogido
Acto
seguido,
Cuatro flechas
de fuego salieron de la oscuridad
El silencio
cerró con el canto de los gallos
Y el ladrido
de los perros.
Eran las cinco
de la mañana
Y el día no
pedaleó más su bicicleta,
Se deshojo
llorando su desconocido adiós.
Al día
siguiente alguien falto a la mesa
Y no hubo pan...
Por: Cristian Gómez
1 comentario:
Es un escrito muy cargado de emociones y sntimientos de una cotidianidad que el pueblo salvadoreño llevamos pegada a la piel.
Súper original el escrito.
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