7.5.12

A las 5 a.m.



Eran las cinco am y la calle olía a fruta recién cortada
El alba daba bostezos de sueños
Y tranquilidad de tibieza.
Un grito de espanto sobresalto mi pecho encogido
Acto seguido, 
Cuatro flechas de fuego salieron de la oscuridad
El silencio cerró con el canto de los gallos
Y el ladrido de los perros.
Eran las cinco de la mañana
Y el día no pedaleó más su bicicleta,
Se deshojo llorando su desconocido adiós.
Al día siguiente alguien falto a la mesa
Y no hubo pan...

Por: Cristian Gómez

1 comentario:

Roberto Escobar dijo...

Es un escrito muy cargado de emociones y sntimientos de una cotidianidad que el pueblo salvadoreño llevamos pegada a la piel.
Súper original el escrito.