La pluma y el tintero
escurre en su tinta el llanto.
La rima lloró primero,
y la prosa; su quebranto.
La poesía me solloza,
la composición me gime.
Hay un vacío, una fosa,
y hay un algo que deprime.
El poeta en su dolor
se frustra la inspiración,
y aun el compositor,
se conmueve en oración.
Llora la guitarra sola
y la escala musical,
lloran las Artes en coro;
y también la llora el mar.
Lloran los muchos matices,
los pinceles con sus cerdas,
llora el piano entre sus cuerdas,
aun cuando eran felices.
El boceto, la pintura,
el tejido y borrador,
derramaron su dolor
por la ausencia que perdura.
Al compás con una plena
en aquel nefasto día,
desde el cielo y muy ufana,
Daniela llevó a la Tía.
PEPE CASTELLANO
Marzo 15, 2016
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