3.12.13

Bajo el régimen de Magdalena Granadino

María Luz Nóchez
elfaro.net / Publicado el 2 de diciembre de 2013

Es viernes 10 de febrero de 2012 y los cinco directores nacionales con los que Héctor Samour había iniciado el año aguardan expectantes en la sala de conferencias de Secultura a Magdalena Granadino, la nueva secretaria de Cultura. Samour ha sido nombrado como nuevo viceministro de Educación y antes de partir a su nuevo puesto prometió a sus directores que habría continuidad en el plan quinquenal que habían elaborado. La convocatoria que les había sido girada decía que iban a presentar a la nueva titular el estado de los proyectos de la dirección que cada uno coordinaba. La sala de conferencia está en la segunda planta del edificio A-5, del plan maestro del Centro de Gobierno. La reunión, programada para las 3 de la tarde, está retrasada. A las 3:40 p.m. entra Granadino y se disculpa por la tardanza, explicando que no ha dormido bien. Toma asiento. Se queja de la ubicación de las oficinas y de la cantidad de gradas que debe subir. Adelanta que se quiere mudar de edificio alegando que las oficinas no son de fácil acceso para el público. Aunque solo ha cumplido un poco más de 24 horas en el puesto, aprovecha también para quejarse de la exposición a la prensa que el cargo conlleva: "Es difícil estar tan expuesta a los medios de comunicación", les dice, y agrega que toda declaración que se dé a los periodistas tiene que ser aprobada previamente por ella. En las próximas dos horas y media se extenderá en un discurso en el que les hará saber que el presidente Mauricio Funes ha depositado en ella la confianza para acabar con el "desorden" en la institución. Todos los directores tienen listas sus presentaciones, y esperan el momento de exponerlas, pero Granadino sigue hablando y en un momento se dirige a Rebeca Dávila, Georgina Hérnandez, Astrid Bahamond y Sajid Herrera para decirles que no está de acuerdo con su trabajo como directores. "¿Por qué es importante la educación artística?", pregunta a Dávila, y a Herrera le explica que hay que cambiar el lenguaje que utilizan en las investigaciones y que no comprende a qué público están dirigidas. A Hernández, en cambio, le cuestiona incesantemente por el puesto y las funciones de Milton Doño, el coordinador de la Red de las Casas de la Cultura. Después de algunos minutos dice que pedirá al presidente Funes un helicóptero para visitar algunas sedes en el interior del país. Los directores intentan exponer sus proyectos, pero ella los interrumpe. Piden la palabra, pero no es su turno. Y comienzan a percibir que a Granadino no le gusta que la contradigan, y que cuando eso sucede, eleva la voz y su cara se pone roja. La sesión se levanta alrededor de las 6:30 p.m. y la única certeza que tienen los directores es que no pudieron exponer sus planes y que no habrá continuidad a los proyectos que habían iniciado con Samour, a pesar de que la misma funcionaria se había comprometido a ello en sus primeras declaraciones a la prensa.
Bajo estas circunstancias, según los detalles ofrecidos por varios de los presentes en esa reunión, empezó a dibujarse el panorama de la nueva administración que, al cabo de casi 22 meses, suma varias peculiaridades: Granadino inició como la tercera cabeza de la Secultura en 31 meses de existencia, su administración ha sido la más tumultuosa desde las primeras semanas, y durante su gobierno es cuando más figuras de nivel ejecutivo han sido relevadas en el organigrama.
Hasta el 9 de febrero de 2012, día en que fue juramentada, Granadino había dirigido el programa cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores, desde 2009, y durante la transición entre Breni Cuenca, la primera secretaria de Cultura, y Samour, el sucesor de Cuenca, fue la designada para supervisar el proceso. 
Cinco días después de esa primera reunión dirigiendo la institución, Secultura notificaba a los medios los primeros cambios en la línea jerárquica de la institución. Astrid Bahamond era removida de la Dirección Nacional de Artes y su puesto lo ocupó Romeo Galdámez. Bahamond fue promovida al cargo de asesora de las Direcciones Nacionales. Rebeca Dávila y Luis Monterrosa presentaron sus cartas de renuncia a la Dirección Nacional de Formación en Artes y la Dirección de Relaciones Internacionales y Cooperación, respectivamente. En esa ocasión, la Secultura explicaba que "pusieron a disposición sus cargos para optar a nuevas oportunidades profesionales que ambos desean aprovechar". En ese momento ninguno de los funcionarios "renunciados" quiso declarar con grabadora encendida por temor a represalias que afectaran su futuro laboral, pero al preguntar cuáles eran esas nuevas oportunidades profesionales por las que dejaban las institución, ninguno lograba articular una respuesta.
Desde su primera comparecencia frente a periodistas como secretaria de Cultura, Granadino hizo afirmaciones que, posteriormente, al verificar, resultaron inexactas. Asimismo, asumió compromisos con su equipo de trabajo y con sus obligaciones como guardiana del patrimonio cultural que luego no cumplió, y los ejemplos se fueron sumando a partir de la primera semana.
El Faro buscó a Monterrosa el pasado 21 de noviembre. Pasados 22 meses desde su "renuncia" en busca de "nuevas oportunidades profesionales" explica que después de haber sido juramentada Granadino, la directora administrativa, María Isabel Rivas, le pidió la renuncia en nombre de la nueva secretaria. Dice que no es cierto que tuviera alguna nueva oportunidad laboral que aprovechar. "En mi carta de renuncia yo redacté que presentaba mi renuncia ante la petición que me hicieron de que renunciara", dice.
Monterrosa dice que en aquel momento él no aclaró las cosas porque temía represalias que le dificultaran obtener un nuevo empleo. Dice que sabía que no iba a durar mucho en su puesto porque ya había medido el carácter y maneras de Granadino cuando tuvo una serie de desacuerdos con ella aún en su cargo de directora de cultura en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Rebeca Dávila dijo el pasado 28 de noviembre a este periódico que ella ya quería irse. Que aprovechó la oportunidad de organizar la fiesta de aniversario de una revista, pero que aunque no hubiera tenido algo más, igual habría tomado la decisión de renunciar: "En esa reunión yo me di cuenta de que teníamos conceptos de cultura totalmente opuestos". 
Pasaron los primeros días desde la juramentación de Granadino, y con cautela los directores intentaban seguir la implementación de su plan de trabajo. Las directrices habían sido claras y nadie podía dar declaraciones sin autorización previa.
Una semana después de la llegada de Granadino, el sábado 18 de febrero de 2012, Ramón Rivas, director de Patrimonio Cultural, recibió una inesperada llamada telefónica de su jefa. En ella, Granadino invocó el nombre del presidente Funes: "Solo (te llamo) para decirte que el señor presidente de la República está bien encachimbado con vos y he dado instrucciones de él de que lo que vos has dicho en el canal 12 sea analizado por nosotros el lunes. [...] Tenés prohibido desde ahora comunicarte con los medios. Haz perdido nuestra confianza”.
Rivas hizo oficial su renuncia el 27 de febrero, y rompió el silencio a medias respecto a los cambios de la nueva administración. "Hay muchas cosas que van en contra de mis principios", dijo, sin detallar a qué exactamente se refería. Pasaron ocho meses para que Rivas, en una entrevista con El Faro, accediera a hablar sobre la destrucción del mural de la Catedral de San Salvador a manos del arzobispo José Luis Escobar Alas. Entonces explicó que el motivo de su renuncia fue descubrir que era mentira que el presidente Funes hubiera estado detrás de aquella advertencia por sus palabras en televisión sobre la demolición del mural de Fernando Llort en el templo. "Después supe que el presidente ni le había llamado y que ni sabía de esto. Yo dije entonces que con alguien que me trataba de manipular de esa forma no quería trabajar ni un minuto más, y fue así como decidí renunciar, y fue que dije que era por cuestiones personales y profesionales".
En menos de un mes, tres funcionarios habían dejado su puesto y la secretaria seguía comunicándose con los medios únicamente a través de comunicados, no convocaba aún a su primera conferencia de prensa. Mientras se intentaba llenar las vacantes, un nuevo personaje se sumó al equipo de Granadino. Luego de que pidiera a Monterrosa que dejara la Dirección de Relaciones Internacionales y Cooperación, el publicista Alejo Campos llegó a suplir interinamente las funciones y para inicios de marzo su nombramiento en el puesto era oficial. Campos es también relacionista público y ha prestado sus servicios a numerosas instituciones públicas y privadas, muchas veces desde una agencia y productora llamada CamposArt Group. El PNUD, la Secretaría de Inclusión Social, la Secretaría de la Familia del gobierno anterior, el Grupo Parlamentario de Mujeres de la Asamblea Legislativa y otros figuran en su currículo en el área de comunicación estratégica. Pronto, este argentino de 34 años se convirtió en la mano derecha de Granadino y en la figura indispensable para ejecutar los proyectos que su gestión ha abanderado como los más importantes.
De Campos depende la coordinación de los programas a los que se va a dirigir la cooperación técnica o económica que la institución recibe de otros países. En marzo del año pasado se convirtió, además, en la voz cantante del Sistema de Coros y Orquestas Juveniles. Fue él el encargado de manejar los 227 mil 500 dólares que entregó la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) a Secultura para la elaboración de la Ley de Cultura y la Política Nacional de Cultura. El borrador de ley, elaborado por un consultor colombiano, fue desechado por Granadino por considerarlo alejado de la realidad, a pesar de que todo el tiempo el consultor estuvo trabajando de la mano de la Secretaría. De la Política, lo último que se dijo es que este diciembre se haría público el documento.
El poder de Campos en la institución es otra de las quejas de empleados y exfuncionarios de la Secultura, alegando que son sus proyectos los que reciben el mayor apoyo y presupuesto. En agosto, por ejemplo se conoció que un nuevo inmueble había sido alquilado para albergar el Sistema de Coros y Orquestas y que estaba siendo remodelado. Destacan, además, el fuerte respaldo de la institución a la Orquesta Sinfónica Juvenil desde su llegada. Desde hace cinco años, Campos se desempeña como Director de Desarrollo y Comunicaciones de la OSJ de la Asociación ProArte de El Salvador, la cual recibe 90 mil dólares anuales de la Secultura por medio del Programa de Transferencia de Recursos (PTR). El Faro cuestionó al argentino en mayo del año pasado si no representaba un conflicto ético pertenecer a una organización que recibe fondos de la institución para la que ahora trabaja, a lo que respondió:“Bueno, si la gente empieza a malinterpretar algunas cosas vamos a dar esas respuestas, pero no vamos a responder antes de que las cosas pasen”. 
Pocas veces comparece Granadino en público sin Campos a su lado. Él aguarda por ella y mientras caminan a la sala de conferencias va murmurándole cosas, como preparándola para la ocasión. Si a él no le corresponde estar a la mesa, suele sentarse entre los periodistas. Eso sí, Campos sí suele aparecer sin Granadino en conferencias.
Cuando le ha tocado a ella explicar actuaciones controversiales, un recurso que ha usado a veces ha sido trasladar la responsabilidad a su antecesor, Héctor Samour. El día que asumió el cargo tuvo palabras positivas para Samour: "Mi predecesor, el doctor Héctor Samour, quien ha hecho una labor muy buena, muy seria, muy organizativa...", dijo. A los dos meses, sin embargo, y con la crisis institucional ocasionada por los cambios en las direcciones y jefaturas, y los constantes señalamientos de que no tenía la capacidad para dirigir esta institución, su percepción había cambiado de parecer y el 12 de abril de 2012 se llevó de encuentro el nombre de Samour al esgrimir su defensa: "Por ahí alguien dice que laSecretaría de Cultura no tiene rumbo, me disculpan, hoy tiene rumbo la Secretaría. [...] Las personas que renunciaron a lo mejor lo hicieron porque no se sintieron capaces de aceptar el reto conmigo, porque yo sí trabajo".
Ocho días más tarde, la funcionaria montó una conferencia de prensa para presentar los "avances y logros obtenidos en los primeros dos meses de gestión pública" y a su equipo de trabajo. Como nuevos directores presentaba a Gustavo Milán, en la Dirección de Patromonio Cultural; a Romeo Galdámez, como el director nacional de Artes; y como nuevos fichajes a Nancy Vanessa Ruiz, directora nacional de Formación en Artes, quien había fungido como la asistente de Samour; y a la artista Mayra Barraza como directora de la Red de Casas de Cultura, quien un mes después se convertiría en la directora nacional de Espacios de Desarrollo Cultural, tras la renuncia de la antropóloga Georgina Hernández el 18 de mayo. Hernández no ha querido dar declaraciones al respecto, pero todas las fuentes que hablaron con este periódico coinciden en que la tensión a la que estaba sometida le provocó una parálisis facial y que posterior a su salida pasó varios días internada en el hospital.
Un total de 18 funcionarios entre las direcciones nacionales y las jerarquías intermedias de la institución han salido de Secultura en los 22 meses de Granadino, y este alto nivel de rotación le ha valido a la titular una ola de críticas de parte de la comunidad artística, que a casi cinco años de gobierno no mira un plan sostenido de apoyo a las artes. De la jerarquía heredada por Héctor Samour, seis de siete directores han dejado sus cargos, de los cuales solo sobrevive Sajid Herrera, en la Dirección Nacional de Investigaciones en Cultura y Arte, y Manuel Velasco, quien pasó de subdirector de Bibliotecas y Plan de Lectura a Director Nacional de Bibliotecas y Plan de Lectura. El Faro habló con Samour a inicios de mayo de 2012 para que explicara algunas de las medidas que Granadino adjudicaba como legado de su gestión, y se defendió diciendo: "Las cosas malas siempre me las tira a mí. [...] Yo hubiera esperado que ella me llamara y hubiera estado dispuesto para explicarle la situación. Pero decir que no tenía rumbo y desconocer toda la obra de dos años y todo lo que se ha hecho… Decir que no tenía rumbo, que no se había hecho nada, no es correcto. No sé qué la motiva a ella a decir eso, ni quiero juzgarla". 
El sindicato de la Secultura, teatreros, bailarines y gestores culturales han sido enfáticos desde el principio de esta gestión en que Granadino debe ser destituida. Se integró, incluso, el Movimiento de Artistas Independientes, que realizó tres manifestaciones públicas con el afán de que fuera destituida, asegurando que no tiene suficiente trayectoria en el ámbito como para manejar las riendas de la institución, y señalando que su nombramiento obedeció a la falta de interés del presidente Funes en materia cultural.
En los primeros encuentros con la prensa, Granadino pidió el beneficio de la duda y que se le juzgara por su capacidad y no por sus amistades. Pero en el camino de sus ya casi 22 meses de gestión, la amistad de la pareja presidencial le ha servido como su principal carta de argumentación ante sus empleados. Todas las fuentes consultadas por El Faro que han ocupado un cargo como directores en la gestión de Granadino coinciden en que parte del discurso de la funcionaria en las reuniones para justificar la verticalidad de sus órdenes es que puede decidir a su antojo porque cuenta con el apoyo de su amigo, el presidente.
Años antes de asumir como la cabeza de Secultura, Granadino, siendo la encargada de cultura en Relaciones Exteriores, velaba por los intereses de la presidencia, particularmente los de la Secretaría de Inclusión Social. En febrero de 2010 fue ella quien le hizo saber a la exsecretaria Breni Cuenca que sería la primera dama la encargada de coordinar los coros y orquestas juveniles. En una reunión que Cuenca sostuvo antes de partir a Cuba, ella intervino y dijo: "Quiero decir precisamente que este sistema de orquestas juveniles es un sistema que va a manejar la primera dama”. Cuenca fue destituida a los pocos días y en marzo de 2012, un mes después de que Granadino ocupara la secretaría de Cultura, anunció la creación del Sistema de Coros y Orquestas, uno de los proyectos insignia de su gestión.
Hablar de la Secultura siempre había sido un tema reservado para los artistas y funcionarios. Mientras unos temen por su seguridad laboral, otros lo hacen por las repercusiones que una crítica con nombre y apellido afecte los beneficios que reciben de parte del Estado para desarrollar sus proyectos. Las posibilidades de empleos para los especialistas en arte y cultura dependen en su mayoría del Estado.
Los primeros en proclamar su descontento fueron los miembros de la Orquesta Sinfónica de El Salvador (OSES), reclamando el cambio de horarios en las presentaciones y la potestad de decidir sobre el repertorio para cada concierto. "Nos pidieron que hiciéramos conciertos más light, que teníamos que popularizar el repertorio. Incluso se nos dijo que siguiéramos el ejemplo de la Orquesta Sinfónica Juvenil, porque ellos sí eran una orquesta exitosa", dijo a El Faro un miembro de la OSES, que prefirió mantener el anonimato. Al cabo de cuatro reuniones que describieron como infructuosas, la Asociación de miembros de la Orquesta Sinfónica de El Salvador decidió acudir en junio a la Unidad de Conflictos de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos para que mediara las reuniones entre ellos y la titular. La encargada de llevar el caso fue Edith Nóchez, quien desde septiembre de 2012 hasta abril de este año intervino en las reuniones como representante de la Procuraduría de Derechos Humanos.
En cinco reuniones las demandas de los músicos no habían sido completamente resueltas, y la tensión entre la orquesta y la titular habían llegado a su punto máximo en octubre de 2012, cuando la Asamblea Legislativa la declaró Patrimonio Cultural vivo de El Salvador. Un músico miembro de la Asociación dijo que un ejecutivo de la Secretaría les hizo llegar el mensaje de Granadino de que consideraba "una puñalada en la espalda" que el gremio hubiera hecho la petición de declaratoria de patrimonio cultural ante los diputados de la comisión de Cultura y Educación. La ronda de negociaciones mediadas por Nóchez concluyó a mediados de abril de este año con la llegada de Tatiana de la Ossa a la Dirección Nacional de Artes.
Granadino ha sido tenaz en sus luchas. Los últimos días de diciembre, la funcionaria decidió repartir 17 cartas de renuncia entre sus empleados sin más justificación que se había decidido no renovar el contrato para el año 2013. Los empleados decidieron poner un amparo en la Sala de lo Constitucional para solicitar la restitución en sus puestos. La Sala respondió a su favor. Granadino no aceptó y pidió a los magistrados que revocaran la medida cautelar en la que le ordenaban el reinstalo inmediato de 15 personas que habían sido cesados de su puesto en diciembre de 2012. La Sala emitió una nueva resolución en la que le advertía a la secretaria que el desacato de esa orden constituia un delito. El Faro solicitó en aquel momento que explicara las razones por las que le pareció una buena idea contravenir la orden de la Sala, pero la única posibilidad de obtener una respuesta fue por medio de un comunicado.
Los enfrentamientos con el sindicato no llegaron hasta ahí. Restablecidos los empleados, los agremiados tenían ya lista su próxima demanda: la destitución de Róger Lindo, quien hasta abril de este año se desempeñó como titular de la Dirección de Publicaciones e Impresos. Esta vez la posición desde la Secultura no fue tan agresiva como en ocasiones anteriores. Luego de casi un mes de paralización de labores en la editorial del Estado, las negociaciones con los miembros del Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Cultura resultaron en la renuncia de Lindo. Curiosamente esta es la única crisis institucional en la que Granadino ha concedido a los sindicalistas lo que pedían, sin que mediara otra institución. Lindo había sido nombrado director de la DPI en el último mes de gestión de Samour, y la editorial estatal nunca ha figurado tampoco como una de las apuestas o prioridades en su gestión.
Con ocasión del paro indefinido de actividades de la editorial, la Secretaría de Cultura emitió un comunicado el martes 9 de abril en el que explicaba el proceso de diálogo que se había establecido con los miembros del sindicato, y en él reconocen que hubo “fallas en la comunicación y problemas de actitud en las relaciones laborales en la DPI”. En el mismo texto, la secretaria dice que la situación generada al interior de la institución es responsabilidad de Lindo, ya que desde que ella asumió en febrero de 2012 había ordenado a sus directores que se realizaran reuniones semanales con todos los niveles, a fin de garantizar la eficiencia y fomentar el trabajo en equipo. El escritor explicó un par de días después que los problemas de comunicación que se le atribuían tenían sus raíces en los primeros días de su nombramiento: "Me dio la impresión de que preferían que no hubiera cambios, incluso que no hubiera director. Una de las declaraciones que fueron proferidas en esa y otras ocasiones, y un infundio que todavía repiten los líderes del sindicato, es que un escritor no puede ser eficiente director, como si la DPI no hubiera sido fundada y creada por hombres y mujeres de letras que eran también hombres y mujeres de acción. Aunque no vi a la entrada un rótulo que advirtiera al visitante que a partir de ese momento debía perder toda esperanza, me quedó claro que aguardaban tiempos ásperos".
Granadino dice liderar una gestión participativa e incluyente, con reuniones semanales junto a los encargados de cada área, pero muchos de los que dejaron sus cargos dibujan una administración verticalista. Baltazar López, quien fuera director del Teatro Nacional, de enero a octubre de 2012, niega que hubiera siquiera la posibilidad de discutir algo: "Con la llegada de esta señora se impuso el sistema de que los directores debían ser obedientes a las decisiones que ella y Alejo (Campos) tomaban. No existía la posibilidad de diálogo y discusión de propuestas. Todo era imposición e insultos".
Cuando se les pregunta sobre los maltratos o los insultos de los que hablan, todas las fuentes consultadas coinciden en que la comunicación personal está con frecuencia salpicada de gritos y de palabras humillantes de parte de Granadino. "Cobarde", recuerda un exfuncionario que le dijo. "Sinvergüenza", dice otro.
La funcionaria ha logrado mantener silenciadas las inconformidades de su directores y de la mayoría de sus exempleados. Y cuando se indaga sobre documentos en que consten sus órdenes, sus instrucciones, sus contraórdenes o sus reclamos, todas las fuentes coinciden en que no existe constancia de ellos porque todo lo hace de manera oral.
La bomba de tiempo, sin embargo, empezó a estallar desde dentro en octubre, vía el Facebook del cineasta Jorge Dalton, director de Cine y Audiovisuales de la Secultura. Dalton sorteó de alguna manera la prohibición de Granadino de que los empleados y funcionarios den declaraciones a la prensa: "Los artistas todos merecemos respeto, merecemos que nuestro trabajo sea dignificado y que contemos con una dirigencia de prestigio y reconocidos méritos profesionales. No pocos de nosotros contamos con una obra sólida de prestigio a nivel internacional y estamos siendo desacreditados por la inoperatividad, insensibilidad y falta de capacidad para dirigirnos". Dalton dice tener más de un año de no reunirse con Granadino. De hecho, se sumó al último encuentro que tuvo la OSES mediado por la Procuraduría, porque afirma que con ella no se puede dialogar.
En marzo de 2012, el despacho de la secretaria junto a las Direcciones Nacionales se mudaron a un nuevo inmueble. Una vez que se completó el traslado, Granadino pidió a Dalton que se mudara con su equipo de la Dirección de Cine y Audiovisuales a las nuevas oficinas en la urbanización Buenos Aires II, en San Salvador. Con el paso de los días y ante la negativa del Dalton de trasladarse, se daría cuenta de que las pretensiones de la funcionaria eran que esta dirección se fusionara con la de comunicaciones para hacer una cobertura de agenda de sociedad: cubrir todas las actividades en las que participaba la secretaria y producir un programa de entrevistas en el que Campos entrevistaría a los embajadores.
Dalton se negó, alegando que el nuevo edificio no contaba con las características técnicas necesarias para trasladar ahí la dirección, problemas con la acústica, la altura, y porque la cantidad de vatios para mantener conectado el equipo era elevado (1,000) y sumamente peligroso como para estar tan cerca de una gasolinera. La negativa estaba también aderezada por un sentimiento de indignación de parte del cineasta, por considerar que las nuevas ideas de Granadino contrariaban los fundamentos bajo los que fue creada esta dirección.
En 2008, Federico Hernández, el entonces presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Concultura), llamó a Jorge Dalton para que dirigiera la nueva unidad de video de la institución: "La idea era conformar una unidad de audiovisuales para apostarle a la producción cinematográfica. En principio se trató de producir programas que alimentaran la programación de canal 10", dijo Hernández a este periódico. Durante la administración de Hernández se empezaron a producir las Cápsulas Culturales, un espacio en que se publicaba entrevistas con artistas. En 2009, cuando Cuenca llegó a la recién creada Secretaría de Cultura, elevó esta unidad a la Coordinación de Cine y Audiovisuales, cuya misión es contribuir con el "impulso y consolidación de una verdadera cinematografía nacional, así como la consolidación del amplio movimiento audiovisual salvadoreño". A partir de entonces, Dalton fue ubicado en una sala en el Museo Nacional de Antropología y empezó a conformar un equipo con el que se produjo Cine Apolo, proyecto que continuó durante la gestión de Samour, período en el que se sumó el programa Radicales.
En la descripción de las actividades que debe echar a andar la ahora Dirección de Cine y Audiovisuales, sin embargo, se establece como una de sus tareas documentación y eventos, pero no se detalla qué tipo de eventos ni cuál es el sujeto de la documentación que deben realizar.
Durante la última suspensión de labores propiciada por el Sitrasec, con motivo de las negociaciones para la asignación del bono de la canasta básica a los empleados, Dalton se unió a una de las protestas frente a las oficinas centrales de la Secultura, y con megáfono en mano dijo a sus colegas: "Quiero hacerle un llamado a los directores nacionales: tengan dignidad". Ante esta insinuación, Mayra Barraza, directora de espacios de desarrollo cultural publicó el 17 de noviembre en su blog su perspectiva sobre la situación e hizo un recuento de la salida de la institución de amigos con los que se encontró al llegar a la Secretaría: "Entre toda la tensión del paro de labores en el trabajo por un lado, las exigencias de cumplimiento de posturas institucionales por otro, los llamados a dignidad por parte de Jorge Dalton salpicando como ácidas gotas de limón y, la partida de un gran amigo de las filas de la institución, me he sentido desconcertada. Trabajar adentro de una institución de gobierno no es fácil. Aunque pareciera ser una estructura sólida, adentro el movimiento es sumamente orgánico, impredecible y sujeto a demasiadas variables coyunturales como para comenzar a enumerarlas. [...] Quiero escribirles este mensaje, a pesar de que nos han prohibido dar declaraciones desde siempre, que nos han exigido lealtades más allá de lo correcto".
El Faro intentó hablar con Sajid Herrera, director de Investigaciones, y el único sobreviviente de la línea de los directores heredados de la gestión de Samour, para ahondar sobre las condiciones de trabajo bajo las que ha estado durante esta gestión. Llamamos a su oficina durante las dos últimas semanas, y también a su teléfono celular, y hasta el cierre de esta nota nunca correspondió las llamadas a su teléfono personal y en su oficina siempre dijeron que no se encontraba.
Sobre Granadino probablemente lo único que se encuentre en búsquedas recientes sea la petición incansable de su destitución -aunque le resten seis meses a este gobierno- y acusaciones de "nepotismo", "soberbia" y "prepotencia". Amigos de la secretaria hablaron con El Faro y dicen sentirse extrañados por el comportamiento que se le atribuye, aduciendo que es "una persona muy jovial" y "muy sensible al arte".
Márgara Zablah de Simán dice que aunque tiene mucho de no tratar personalmente con ella, le ha sorprendido su cambio. Zablah de Simán es miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua, una de las instituciones que han sido afectadas por las decisiones de Granadino. En abril de 2012, la funcionaria convocó a ambas academias a su despacho para notificarles que dejaría de pagar por los servicios de la Casa de las Academias. Lingüistas e historiadores trataron de convencerla de que no podía deshacerse de esa responsabilidad, a lo que ella alegó que no contaba con el presupuesto para seguirse haciendo cargo. Al día siguiente, Zablah de Simán llamó al despacho de su amiga para hacerle saber que había actuado mal: "Pasarás a la historia como la funcionaria que le declaró la muerte a las Academias".
Roberto Salomón, quien la contrató como encargada de comunicaciones y de difusión del Teatro Nacional (1976-1977) la describe como alguien muy perspicaz y como una profesional que a lo que mejor se dedica es a las relaciones públicas y las comunicaciones. Para su desventaja, explica, "dice lo que se le ocurre en el momento".
Por su parte, André Guttfreund, uno de sus amigos más antiguos que ahora se ha convertido en uno de sus más ferreos detractores, dice que cuando ella llegó al puesto él esperaba que aprovechara la oportunidad para rodearse de especialistas en cada área. Sin embargo, cuenta, decidió apartarlos poco a poco. Guttfreund había sido designado por Samour como asesor en materia de cine y audiovisuales. Pero al llegar Granadino al puesto le dejó claro que no lo necesitaba: "el trato lo tenías con él, no conmigo", le dijo, y canceló su plaza.
La amiga de todos
Magdalena Granadino a veces le hace honor a su nombre de pila, y cuando se siente arrinconada por la prensa empieza a pedir que se dirija la mirada hacia proyectos como el Sistema de Coros y Orquestas y Vive la Cultura. Se describe vulnerada, enfatiza en que no se le deja trabajar e incluso sugiere su relación de amistad con algunos directores de medios para -quizás- intentar someter la inquisición de los periodistas.
13 de marzo de 2012. La convocatoria invitaba a la firma de un convenio de cooperación con Visión Mundial. Esta era la segunda comparecencia de Granadino ante los medios después de su juramentación, y el primer encuentro con El Faro. Al iniciar la ronda de preguntas, llegó el turno de este periódico de preguntar. La periodista de El Faro se presentó y en ese momento Granadino la interrumpió: "La invito a que me conozca mejor", le dijo, sin explicar sus palabras. Un mes antes, con motivo de su juramentación, El Faro había publicado que Granadino tenía una relación cercana con el presidente y la esposa de este, Vanda Pignato, quienes contrajeron matrimonio en la residencia de la nueva funcionaria. "Granadino es una amiga cercana y de confianza de la pareja presidencial, cuya boda se realizó en su casa, según han revelado dos asistentes a este evento". Para entonces, ya habían empezado a circular los rumores de sus intenciones de cambiar el domicilio de las oficinas centrales, y a inicios de mes se había anunciado el despido de dos gerentes de la Dirección de Publicaciones e Impresos.
Durante las últimas semanas El Faro ha insistido en solicitar entrevistas a Granadino y a Alejo Campos por medio de llamadas telefónicas, correos electrónicos y solicitudes formales a la jefatura de comunicaciones y a la misma secretaria, pero no ha habido respuesta. La última vez que este periódico pidió personalmente una entrevista a la funcionaria, en junio de este año, Granadino respondió que el enfoque de este periódico hacia el quehacer de la institución era dañino y que esa era una de las razones por las que dudaba de conceder una entrevista.  A su discurso ha agregado siempre que ella prefiere que sean los directores nacionales quienes hablen de los avances por área, porque no le gusta ser protagonista del trabajo de su equipo. Sin embargo, para que alguien al interior de la Secultura dé declaraciones a los medios debe contar con su autorización.
El último encuentro de este medio con Granadino fue durante el acto de inauguración en la Pinacoteca en la ex Casa Presidencial, en el barrio San Jacinto. Mientras El Faro preguntaba a Salvador Choussy acerca de la curaduría y la distribución de las obras en las salas, la funcionaria se acercó para advertirle al curador que tuviera cuidado y que no diera declaraciones a este medio. Agregó que estaba molesta con El Faro porque este había arruinado el momento para Fernando Llort al pedirle cuentas a ella por la destrucción del mural de catedral, el día en que se anunció que él había sido elegido como Premio Nacional de Cultura 2013. Más tarde se acercó a la reportera de El Faro para subrayar que ella conoce muy bien al director editorial, Carlos Dada, y al padre de este, y que no comprendía el afán en molestarla. Entonces dio indicaciones a la jefa de comunicaciones, Nohemy Navas, y a Alejo Campos, de que no dieran información a El Faro. Desde entonces Navas no responde su celular y cada vez que se le llama a la oficina nunca está en el puesto.

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