En Brasil pasa lo que en cualquier país de América Latina, a los políticos "casi les da vergüenza ser honestos", frase de Castello Branco de la ONG "Cuentas Abiertas" Brasil, la corrupción es una de las principales causas de las gigantescas manifestaciones en todo Brasil, suena familiar aquí en El Salvador.
En El Salvador, basta echar un vistazo al presupuesto general de la nación 2013 para darse cuenta que inexplicablemente el dinero desaparece y se diluye en programas que no son palpables ni hacen la diferencia en la calidad de vida de los ciudadanos más pobres del país.
El presupuesto del Ministerio de Educación es de $864 millones de dólares, de éstos, $27.5 millones de dólares se utilizan en apenas cinco proyectos; ¿dónde quedan los restantes $836.5 millones? el Ministerio de Educación lo justifica en actividades como:
- "Desarrollar acciones que permitan dar cobertura y mejorar las prácticas de enseñanza aprendizaje en la educación inicial y parvularia de 0 a 6 años.
- "Desarrollar acciones que propicien que todos los niños y niñas, completen sus nueve grados de educación básica, bajo un enfoque integral e inclusivo".
Sin embargo, aún existen escuelas públicas como El Cedro, en Panchimalco, y peor aún, existen escuelas donde no se cuenta con aulas o muebles apropiados para que los alumnos reciban clases, donde los niños se sientan en la tierra con sus piernas como apoyo para el cuaderno, aún se pueden ver niños utilizados en los semáforos de San Salvador, soportando el sol y la lluvia en brazos de enfermos mentales limosneros, aún se puede ver la indiferencia de los funcionarios ante esta realidad, ¿debemos conformarnos porque somos un país pobre? ¡no! ¿debemos tolerar que los diputados se regalan viajes al extranjero con gastos pagados de nuestros impuestos?
¿Dónde están las acciones para "... rehabilitar y atender centros escolares que actualmente no reúnen las condiciones de seguridad y funcionalidad"?.
¿Qué pasa con el dinero no ejecutado? tal parece que el sistema educativo salvadoreño está hundido en la miseria, pero... ¡tiene $864 millones de dólares de presupuesto!
Esto es solamente un ejemplo de lo que el ciudadano salvadoreño se pregunta y experimenta diariamente, a lo largo de los períodos presidenciales y legislativos.
Mientras tanto, los diputados siguen enfrascados en aprobar leyes para restringir las campañas sucias, discutiendo la elección de magistrados de la CCR y CSJ, involucrándose en cuestiones relacionadas con el narcotráfico y tráfico de influencias, auto-aprobándose viajes a todas partes del mundo.
Es posible que el invierno termine, porque el pueblo se cansa de tanta impunidad, descaro y corrupción, siempre hay PRIMAVERA después del invierno.
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