26.4.13

La universidad puede modificar el ADN de la pobreza

Por: Jorge Gutman
para La Prensa Gráfica


Las poquísimas becas que las universidades ponen a su disposición y el casi nulo conocimiento que tienen acerca de la continuidad académica terminan de condicionarlos, perpetuando la pobreza que arrastran desde sus generaciones pasadas.

Teniendo en cuenta esas circunstancias, solo unos pocos privilegiados de esos lugares superan ese embudo y pueden ingresar a la universidad, ya sea pagándose sus estudios o sacándose notas excepcionales que les permiten obtener una beca.

El Estado, sus instituciones, las universidades y el sistema de ayuda y cooperación no tienen más que una respuesta excluyente para casi todos los estudiantes de esas escuelas y han creado un mediocre sistema que premia las excepciones. La realidad nos muestra que se necesitan cambios reales para salir de la pobreza, en lugar de actividades aisladas dentro de programas de prevención que terminan beneficiando más a quienes los llevan adelante que a quienes más los necesitan.

Las universidades se han desarrollado dándoles la espalda a los pobres y a la pobreza. Los jóvenes de esas comunidades no conocen la universidad ni por fuera. No han salido de sus ámbitos, ni tampoco otros han llegado hasta los suyos. No se han educado en la integración y sin ella no hay posibilidad alguna de desarrollo. No han recibido la educación que se requiere para hacer la transición del sistema en el que han crecido al otro que desconocen. Unos y otros se conocen por lo que ven en la televisión y eso los aleja.

Para romper con ese círculo vicioso y acortar las distancias, debemos modificar las reglas de juego y las condiciones de ingreso a las universidades para los estudiantes de esas escuelas. No alcanzará con sumar algunas becas más a la oferta hoy existente ni con bajar la nota de la PAES para conseguirlas.

Si realmente estamos dispuestos a cambiar esta historia, considerando que es una deuda socio-cultural que arrastramos todos desde hace muchísimo tiempo para con gran parte de la población, será necesario:

1. Reemplazar la exigencia mínima de la puntuación de 8 en la PAES como requisito para ingresar con una beca, y en su lugar preparar a los estudiantes en una educación auténtica y más real, que hoy no se enseña, a partir de un proceso formativo que solo es posible con la integración entre los que viven dentro y fuera de las comunidades empobrecidas. Dicho proceso los prepara para la vida académica mucho más que el 8 y los forma para la vida con mejores posibilidades que las que tuvieron sus familias.

2. Adjudicar al menos el 30 % de los cupos de ingreso a las universidades, escuelas técnicas y artísticas a los estudiantes de las escuelas en las comunidades empobrecidas que hayan participado de ese proceso formativo, para que de una vez por todas esos jóvenes sean los primeros de sus familias en convertirse en profesionales. El solo transitar ese otro ámbito los estará alejando de la pobreza.

3. Combinar los diversos y valiosísimos recursos de las organizaciones internacionales, las universidades, las políticas sociales, fundaciones y empresas, entre otros, para costear esos cupos y llevar adelante la integración de los estudiantes más pobres en el sistema educativo superior.

Gran parte de todo esto ya lo estamos haciendo en Forever en conjunto con varias instituciones y con muy buenos resultados.

¿Será posible, entonces, que las universidades y el sistema de ayuda y cooperación sean capaces de acercarse y acortar las distancias con su pueblo empobrecido?

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