Una mochila, un morral,
una bolsa, una bandera.
Pues me voy para otras tierras,
a donde pueda llegar.
Una dirección dudosa,
fotos para recordar,
un dinero y entre otras cosas;
a un teléfono llamar.
Una esposa abandonada,
unos padres engañados,
y los que no tienen nada,
si se van; son ignorados.
Los que emigran en avión
en busca de un ideal,
al llegar la pasan mal,
es otra la situación.
Igual que COLÓN hiciera,
que con la INDIA soñaba.
Emigrar sin saber nada,
se envejece con la espera.
Me salí del SALVADOR
porque ya no soportaba,
una crisis, lo peor,
sin trabajo y sin morada.
Cuando de HONDURAS me fui
de nadie me despedían,
es mucho lo que sufrí,
mucha el hambre que sentía.
GUATEMALA abandoné.
En busca del sumo bien,
muchos otros me encontré,
que esperaban por un tren.
Este caballo de hierro
con el peligro aferrado,
sufre lo que sufre el perro,
y hace víctima al mojado.
Por las vías van quedando
muchos cuerpos mutilados,
brazos, piernas, destrozados;
y nadie los va enterrando.
Quien no se llega a morir
y le sobrevive al tren,
piensa en que quiere volver
o ya no quiere vivir.
Los asaltos, la emboscada,
el abuso de renombre.
Hacen llorar al muy hombre,
y la mujer es violada.
Muchos pierden la virtud
sean hombres o mujeres.
Regresan en ataúd,
si saben de donde eres.
Después del ultraje humano,
toman el camino incierto.
De internarse en el desierto,
sin brújula y en verano.
Buscan una solución
que les agobie la crisis,
un trabajo, situación,
una visión sin matices.
Y la jungla de concreto
para el que llegó de lejos,
soñando se volvió viejo,
y se le perdió el respeto.
En avión, del tren colgado,
sea en barco, o en camión.
No cambia su situación;
de un ilegal frustrado.
El cipote 007
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