26.5.11

“Solamente un último adiós “


Me he despedido de ti tantas veces, pero todavía no puedo despedir la sensación del roce de tus manos cuando furtivamente intentabas tomarme para caminar junto a mí y yo te lo negaba por el temor de las miradas de la gente; no era que no me gustara esa sensación, la amaba, me agradaba sentirme pequeña a tu lado, como una niña llevada de la mano. Pero más que eso tenía miedo, me abatía el temor de sentirme observada… de ser descubierta, de que todos vieran quien realmente era… mi peor miedo eras tú, tenía miedo de ti, de ese poder que tenias sobre mí, de cómo me hacías cambiar de opinión, de hacer lo que tu querías que hiciera, me dominabas, te pertenecía, era de tu propiedad, la verdad junto a ti no podía pensar en nada más que lo que tú querías que pensara… pero me he liberado, he comprado mi libertad, a un precio muy alto… mi felicidad.


Han habido tantas veces en las cuales me he preparado para darte un discurso de despedida, un adiós definitivo, pero nunca he logrado afinar mis pensamiento… hoy aquí estoy dispuesta a darle vuelta a esta página marcada de mi vida, así que aún a costa de lo que más quiero te digo, adiós, te deseo lo mejor, hemos decidido nuevos caminos, cada uno por separado, cada uno su propia vida, cada uno su propio destino. Te digo adiós porque necesito liberarme de ti, seguir adelante sin ninguna cadena, nada que me ate a mi pasado, ni tampoco que condicione mi futuro. Por eso te digo adiós… porque necesito ser libre aunque no sea feliz.

Adiós, hasta nunca.


Por Diana Beteta

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es interesante la forma en que se describen sentimientos en estas líneas, es apasionante, transparente y hacen que el lector casi sienta esa agonía... muy bonito.