14.5.11

El Niño en la Cabaña

 

Había una vez, un niño que iba con su papá y su mamá en un bonito carro verde. El niño se asomaba por las ventanas del carro para ver los campos y llanuras y los caballos que comían zacate, de vez en cuando también lograba ver unos árboles cuyas ramas se entrelazaban para formar grandes arcos de hojas. El camino era largo y el niño disfrutaba del viaje con papá y mamá.

Justo al medio día, papá se desvió de la carretera y entró en un campo grande, estacionó el carro y bajó junto con el jovencito para dirigirse corriendo a través del fresco campo, al paso encontraban corrales con gansos blancos, patos, pelibueyes, cabras y muchos pajaritos multicolores que cantaban desde las ramas de los árboles. Al final de una pequeña colina, encontraron unas gradas de piedra que terminaban en la entrada de una linda cabaña de madera, al frente de la cabaña había una hamaca de colores amarillo, azul, rojo y verde, en una esquina se encontraba una mesa de madera con cuatro sillas, y en la esquina opuesta se ubicaba la puerta de la cabaña.

El niño y su papá entraron presurosos y en el interior habían tres cómodas camas, una para mamá, otra para papá y otra para el niño, pero el pequeño corrió y se subió a la cama de su papá, y empezó a saltar sobre ella, y en ese momento descubrió a un lado de la cama de mamá una gran ventana con marco y puertas de madera, la abrió y la luz del sol entró a la cabaña. El niño estaba contento por el bonito lugar y el bonitodía que estaba pasando. Papá llevó a si hijo corriendo hacia la parte trasera de la cabaña, ¡y entonces descubrieron un río! el niño muy entusiasmado se quitó los zapatos y se dispuso a caminar en medio del río, al llegar a la orilla para cruzar al otro lado puso su pie sobre una piedra, pero de pronto la piedra se movió y exclamó -¡hey!- entonces el pequeño miró hacia abajo donde estaba la piedra, pero no era una piedra... ¡era un sapo! -perdón señor sapo- le dijo al animalito, entonces el sapo miró al niño y le dijo -si, te perdono, pero ten cuidado la próxima vez, para no ponerle el pie a otros mientras caminas- el niño sonrió y le prometió al señor sapo que de ese momento en adelante iba a tener cuidado de no pasar sobre otros animales mientras caminaba.

Cuando padre e hijo llegaron de nuevo a la cabaña el almuerzo estaba servido, ¡era carnita marrón de la que tanto les gustaba! entonces el niño se sentó con papá y mamá, hizo la oración para bendecir los alimentos y comió muy alegre junto a su familia.

Por: Dodo

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