13.7.12

Homenaje a Víctor Jara


Víctor Jara



¡A ese hijo de puta me lo traen para acá!

Gritó el oficial apuntando con su dedo a Víctor Jara,

detenido tras el golpe de Estado contra Allende,

¡A ese hijo de puta me lo traen para acá!

Repitió furibundo el oficial…



Víctor Jara, Víctor Lidio Jara Martínez,

vio la luz el 28 de septiembre de 1932.

Hijo del tiempo y del sol;

fue músico, cantautor y director de teatro chileno;

era hombre libre cada vez que cantaba

en los paisajes del Ñuble pueblerino;



A empujones lo llevaron,

cayendo de bruces, a los pies del oficial.

Vos sos el marxista cantor de mierda,

le inquirió con rabia y con desprecio…

Y, entonces, su bota se descargó furibunda

una, dos,  diez veces en el cuerpo del cantor.

Yo te enseñare hijo de puta

a cantar canciones chilenas, ¡no comunistas!



El oficial sigió implacable su castigo,

enceguecido de odio, lo increpa y patea, una y otra vez.

La bota maldita se encaja en la carne del juglar.

Víctor yace en el suelo. Y no se queja. Ni pide clemencia.

Y, entonces, la sangre comienza a empaparle su pelo,

a cubrirle su frente, sus ojos… su ser…



Herido, permanece custodiado en los pasillos del Estadio.

Allí continúa el miércoles 12 y parte del Jueves 13

sin ingerir alimento alguno, ni siquiera agua.



Tiene rotas las costillas, uno de sus ojos casi reventado,

cabeza y rostro ensangrentados y moretones en el cuerpo.

lo torturan durante horas, horas interminables…

Los chacales de uniforme… ensañaron su rencor

Dos Veces alcanza a levantarse, herido, empapado.

Fue la última vez que se le vio con vida,

acribillándolo, finalmente, el 16 de septiembre.



Un subteniente le aplicó la ruleta rusa,

hasta que le descerrajó un tiro en su cabeza.

El cuerpo de Jara cayó convulsionado.

Ahí tirado le dispararon ráfagas de fusiles

Cuarenticuatro perforaciones en su cuerpo…

Cuarenticuatro golpes a la vida…

La brutalidad fascista había concluido su faena.



Víctor Jara, Víctor Lidio Jara Martínez,

cantor de lucha y amor, cantor de Revolución,

fue sepultado sin flores y en silencio:

"Levántate y mírate las manos.

Para crecer, estréchala a tu hermano".



                            (Marden Nóchez)

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