Por: Ana Mercedes Miranda Morán
I
Cantaste al mundo con tu portentosa voz,
y a América, como joya valiosa, te envió Dios.
Hiciste tuyas las penas, los lamentos
de aquellos cuya vida es sufrimiento.
II
Fuiste excelsa intérprete de reconocidos
autores
que de sus hermanos recogieron dolores.
Atahualpa Yupanqui y Violeta Parra
y tantos otros como el amado Víctor Jara.
III
En tus conciertos eras fuego y puro corazón
y con qué primor tocabas el antiguo tambor.
cincelabas con hondura zambas, chacareras,
sones
y alegrabas el espíritu con tus altos y
musicales dones.
IV
Hoy y siempre eres gran señora de la cultura
de América y Argentina
Que reflejaste al sol, las verdes montañas y de los ríos su clara
serpentina.
Dormiste con maternal arrullo al tierno y
despreciado negrito
y de los indígenas y despojados Tobas lanzaste
su grito.
V
Al verte en los videos que dejaste, tú no
actuabas
sino que sentías como flama las letras que
cantabas.
Mercedes, mujer con espíritu de pentagrama
musical
te reverencian las nieves eternas y la tupida
selva tropical.
VI
Qué gran mujer fuiste y eres Mercedes,
Merceditas
ahora velas desde el infinito por negritos y
negritas,
por el torturado, por el oprimido, por los
esclavos maquileros
y darás aliento por siempre a quienes luchan
por nuevos senderos.
VII
Ahora sólo te decimos gracias, Mercedes Sosa,
por tu voz, por tus canciones, por entonar
sentidas prosas,
por hacer tuyo el calvario de la por siempre sufrida
América Latina,
cuando evocas
al Norte, Mesoamérica, Amazonia y la región Andina.
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