En mis noches vacías al desierto,
deambulo por la arena del destino.
Y pienso para sí que no estoy muerto,
y busco un oasis y un camino.
Diviso el espejismo reflejado
y el sol me hace patrañas en mis ojos,
las fuerzas me abandonan y sudado,
reniego de mi suerte y me despojo.
Las aves de rapiña sigilosas,
me siguen esperando caer muerto.
Si caigo me levanto en el desierto,
les doy una mirada rencorosa.
Un aire me acaricia a mi la cara,
susurra en mis oídos quieta mente.
Comanda me despierte de repente
y ve la realidad que me compara.
En esta utopía de la vida
donde veo pasar todos los días,
las noches, las mañanas sin medida
y el eco de una voz que me despida.
Giuseppe Wilfredo Castellano
el cipote 007
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